Desde ahora me dedicaré a domesticar dragones.
No sé que tal me irá, lo que puedo afirmar es mi labor empeñoza.
Lo haré con calma y sin que nadie me diga si confiar en la existencia de éstos bichos... yo sé que si
De noche lento, de día ligero y pronto a ver su luz, fuego y sombra...
A su fuerza indómita haré frente y te juro, dulce niña tierra, que no doblegaré mi alma sin purificarla para que mis bestias te besen y no dudes, te besen y no temas.
Desde ahora dedicaré mi vida a domesticar dragones.
Fran sin atra.
Una bienvenida dedicada a mi gran amigo, autor del texto.
Gracias a todos los que estuvieron presentes en mi larga ausencia, los llevo conmigo.